La dama de Shalott
352€ – 605€
- Cuadro pintado al óleo sobre lienzo.
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La dama de Shalott de John William Waterhouse
Reproducción al óleo sobre lienzo de «La dama de Shalott», una obra que John William Waterhouse pintó en 1888.
Esta pintura, actualmente expuesta en la Tate Britain de Londres, es una representación visual del poema homónimo de Alfred Tennyson, publicado en 1832, que a su vez se inspira en la leyenda artúrica de Elaine de Astolat.
Contexto y temática
El cuadro narra la trágica historia de una joven condenada por una misteriosa maldición a vivir encerrada en una torre, tejiendo sin cesar y sin poder mirar directamente hacia Camelot, la fortaleza del Rey Arturo. Su única conexión con el mundo exterior es a través de un espejo, que le permite ver reflejada la vida que transcurre fuera de su prisión.
La maldición advierte que, si alguna vez mira directamente hacia Camelot, morirá.
Un día, la dama ve reflejado en el espejo al caballero Lanzarote y, cautivada por su imagen, no puede resistir la tentación de mirar por la ventana.
Al hacerlo, el espejo se rompe y la maldición se cumple. La joven desciende de la torre, se sube a una barca y, dejando escrito su nombre, se deja llevar por el río hacia Camelot, donde muere antes de llegar.
Descripción de la obra
La pintura muestra el momento en que la dama, vestida de blanco y con expresión de resignación y tristeza, se encuentra sentada en la barca que la llevará a su destino fatal.
La escena está cargada de simbolismo:
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La barca: Decorada con las telas que la dama tejía en su encierro, representando las historias y aventuras que solo podía observar de lejos.
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El crucifijo y las velas: En la proa de la barca hay un crucifijo y tres velas, de las cuales solo una permanece encendida, simbolizando la inminencia de la muerte y la esperanza que se apaga.
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El paisaje: El entorno natural, con juncos y un fondo de tonos apagados, refuerza la atmósfera melancólica y el aislamiento de la protagonista.
Waterhouse utiliza el color y el detalle para centrar la atención en la figura central, enfatizando su vulnerabilidad y el dramatismo de la escena.
El contraste entre el vestido blanco de la dama y los tonos oscuros del entorno realza su pureza y su trágico destino.
Estilo y relevancia
La obra es un claro ejemplo del prerrafaelismo, movimiento artístico que buscaba recuperar la minuciosidad, el simbolismo y la riqueza cromática del arte anterior a Rafael. Waterhouse, aunque no fue miembro original de la Hermandad Prerrafaelita, adoptó muchos de sus ideales, especialmente el interés por los temas literarios y medievales, el detallismo y la representación emocional de los personajes.
La obra original tiene unas medidas de 153 x 200 cm.
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