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San Juan Bautista niño de Murillo

Reproducción pintada al óleo sobre lienzo, una obra que Murillo pintó en 1670.

“San Juan Bautista niño” de Bartolomé Esteban Murillo es una de las obras más delicadas y conmovedoras del barroco español. En ella, el pintor sevillano representa al pequeño Juan Bautista en su infancia, acompañado por el cordero, símbolo de Cristo, con el que establece un vínculo tierno y simbólico. La mirada serena del niño, su expresión introspectiva y la atmósfera apacible que envuelve la escena reflejan la maestría de Murillo para transmitir espiritualidad, inocencia y dulzura con gran sensibilidad.

La composición destaca por su luminosidad suave, los tonos cálidos y la textura aterciopelada de la pincelada, tan característica del estilo de Murillo. El fondo difuminado y la sencillez del entorno centran toda la atención en la figura del niño y su conexión con lo divino. Esta obra no solo es una muestra de devoción religiosa, sino también un retrato íntimo y humano que trasciende el tiempo.

Ideal para amantes del arte sacro y la pintura barroca, esta imagen transmite paz, ternura y profundidad espiritual. Una reproducción de “San Juan Bautista niño” es una forma de acercarse a uno de los grandes maestros del Siglo de Oro español y de llevar a casa una escena llena de simbolismo y belleza serena.

El original tiene unas medidas de 121 x 99 cm y se encuentra en la Pinacoteca antigua de Múnich, Alemania, «Museo del Prado», en Madrid.

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